En la reciente visita a mi hija, en Zaragoza, gracias a la inestimable colaboración y ayuda que tuvimos por parte de Teresa Colas, amiga y aragonesa conocedora como pocos de su tierra y su historia; tuvimos la oportunidad de visitar varios pueblos, Huesca, Logroño y lugares interesantes de la propia Zaragoza.
Entre ellos, y aquí centro este reportaje, está el Pueblo de Belchite, hoy conocido como pueblo viejo, toda vez que tras los desgraciados acontecimientos de la Guerra Civil Española, se construyó uno nuevo junto al destruido en vez de reconstruir las ruinas.
Sin entrar en detalles de por qué no reconstruir, por qué dejar ese recuerdo y sin enjuiciar a unos y otros de los bandos contendientes; queda claro sólo un detalle, estas barbaries, vengan de la parte que vengan y esgriman las razones que a cada uno les parezcan más adecuadas; no deja de ser más que eso, barbaries. No existe justificación alguna para tanto desastre, para tanta destrucción, pérdida de vidas a cambio de nada, de una loca sinrazón que no conduce más que al dolor a los malos recuerdos y a dejar un legado que jamás debía existir.
Son muchas las personas que durante muchísimos años han pasado por este entorno, han fotografiado hasta la saciedad sus ruinas, sus miserias, e incluso se han rodado películas. Algún que otro aprovechó el escenario para componer con sus fotografías, tétricas imágenes que evocan lo sórdido y lo lúgubre. Que cada uno “haga de su capa un sayo” o lo que estime más oportuno, en mi caso me limito a hacer algunas fotos a título de recopilatorio y ejemplo gráfico de cuanto puede apreciarse en tan triste escenario.
Sigo prefiriendo mis fotos de naturaleza, mis escenas más o menos afortunadas de lo que encuentro. No me gustaría encontrar más escenarios de estos, ojalá nunca más se vean por parte alguna, y que los que hay sirvan tan sólo de muestra del horror que supone el uso de la fuerza y la locura de los hombres, esos que así mismo nos llamamos “civilizados”.
Después del mes que he estado recorriendo Aragón, magnifica tierra y mejor gente; en otros artículos subiré fotos más agradables e interesantes, pequeñas muestras de este paraíso interior, que es ARAGÓN.
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