El pasado mes de febrero publiqué un artículo titulado "Febrerillo el loco", este artículo hacía referencia a otro publicado anteriormente allá por el mes de septiembre de 2009 y que se titulaba "Ayer tarde vi llover".
Ahora, en este mes de mayo de 2010, vuelvo con este artículo haciendo referencia a los anteriores y con dos fotografías del primero, de septiembre de 2009 y dos fotografías recientes, de hace tan sólo unos días. En el artículo titulado "Febrerillo el loco", expresaba mi sorpresa y a la vez mi extrañeza sobre el "Cambio Climático", y vuelvo a la carga con resultados de lo que he visto en el mismo lugar y que motiva estas reflexiones, quizás por mi parte un tanto exageradas, ¿no se?
El asunto está en que cuando allá por el mes de septiembre de 2009, me encuentro en el Río Campanillas para hacer algunas fotos y me caen desde el cielo unas cuantas gotitas de agua; me emocioné, tras tan larga sequía, viendo como en la charca de la foto que están las Bogas, apenas si había 15 cm. de agua, los pocos y pequeños charcos que sobrevivían a duras penas se iban mermando y con ello amenazando la vida de los Galápagos que como el de la foto andan por el entorno, así como la variada diversidad de vida, Ranas, Bogas, Barbos, Culebras, Anguilas, etc., pues aquellas gotas de agua que me caían eran una bendición y una esperanza de vida.
Pero he aquí la contradicción, el motivo de mi segundo artículo "Febrerillo el loco", donde hablaba de las tremendas cantidades de agua caídas, de los cambios tan radicales y de la enorme diferencia entre una y otra situación. Después de estos 8 meses desde la última visita al Río Campanillas, hasta esta de este mes de mayo, la lluvia se a apaciguado, nos ha dado una tregua y el Clima se ha ¿estabilizado?, ¡no estoy tan seguro!, pero bueno esperemos que sí, que así sea.
En mi visita, y de ahí mis dos últimas fotos, pude comprobar cómo las aguas del Río Campanillas están suaves pero abundantes, las posas están con una profundidad importante, los remansos llenos de vida (no hice fotos de las Bogas, que están enormes), en los pequeños saltos que conducen hasta el Pantano de Casasola, distante tan sólo a unos cientos de metros del lugar, el agua se mostraba bravía, fresca y rebosante de vida.
Esto me llena de ilusión, satisfacción y alegría por cuanto amo a la Naturaleza, pero el Cambio Climático... éste no me tiene tan tranquilo ni estoy tan seguro de que no llegue a afectarnos tanto como algunos también vaticinan. Visto lo visto, en esta y otras ocasiones, aquellos que nos movemos por los entornos naturales, vemos cada vez cosas más raras, alteraciones que no son muy propias de las estacones ni de la reacción de la Flora y la Fauna.
Ojalá esté muy equivocado, ojalá tengan muchísima razón aquellos que auguran reacciones normales y corrientes en el clima, y que todo se deba a algo pasajero, cíclico y sin más consecuencias, ¡¡OJALÁ!!
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