domingo, 1 de junio de 2008

Libre

El precio de la libertad a veces y por desgracia suele ser alto, la vida en sí es dura, es una constante lucha por la supervivencia, por poder comer cada día y salir adelante en las mejores condiciones posibles.

De esto el hombre actual sabe bastante, ya que para llegar al punto de desarrollo en el que se encuentra, tuvo que pasar por etapas durísimas y dejar atrás especies que encontrándose en su misma situación, sucumbieron y tan sólo evolucionó el homosapiens que conocemos.

Pero independientemente de esta cruda realidad, la vida en el planeta tiene un encanto especial, la naturaleza es el entorno que bien controlado, siendo respetado y apreciando sus valores, nos puede dar grandes satisfacciones y ese tan anhelado aire de libertad.

Como les ocurre a los buitres que viven en nuestras tierras, que a pesar de la dureza de no disponer de comida por obra y gracia de la mano del hombre ya que fueron esquilmados y posteriormente reintroducidos, se les han retirado los muladares, sustitutos de aquellas situaciones en que el ganado o la propia fauna quedaba en los campos.

Pero aun así, ahí están, libres, surcando nuestros cielos, viviendo su libertad y buscándose los recursos lo mejor posible. A pesar de todos los inconvenientes, gozan de una libertad que más de uno de nosotros desearíamos.

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